sábado, 20 de febrero de 2010

EL GAMBA HIZO DE MURO

Con una sonrisa en los labios que podía haberse convertido en sonora carcajada y las manos pegadas en forma de perdón, pero sin atreverse a mirar al portero contrario ni por un segundo. Así celebró Gusti el primero de sus seis goles en la tremenda goleada del equipo cubero sobre el que pronto recuperará la condición de colista. Los cinco esperados fichajes fantasma del Dharma no dieron la talla en ningún momento, con lo que se ajustan perfectamente a la filosofía del equipo.


Recordé una sonrisa del partido de ida, que pese a no resultar nada hiriente levantó una agria polémica. Pero lo que estaba viendo en ese momento era bastante peor: un amigo apartándote la mirada tras endosarte un gol, luchando por no reírse de satisfacción. No es que no fuera lícito, pero en ese momento sentí que debería haberme mirado y descojonado en mi cara: hubiera sido un momento de menor inseguridad.

Para cuando aun no me había parado a pensar como debía sentirme, ya recogía el balón de las mallas por cuarta vez. Eran sin duda mis peores minutos de toda la temporada.

“Tú solo te lo has buscado, Gamba”

¿Qué había sido eso?

- ¿Smeagol? Esto, quiero decir… ¿Eleuterio?

“Nunca debiste salir de aquí”

- SI, tuve que hacerlo. Sal de mi cabeza, que ya vienen a meterme otro.

Alfonso remató un rechace al fondo de las mallas.

“¿Puedo hablar ya?”

-¡Cállate, coño!

Probablemente, la peor primera mitad de toda la temporada. Intenté convencerme de que daba igual, ya me resarciría sacándolo todo en la segunda parte. Ese gol encajado iba a ser el último.

“¿Último? ¡Último los cojones!”

- ¿¡José!?

“No, ¡pero es que me lo has puesto a huevo!”


El partido entre los equipos segundones de ambos extremos de la clasificación cumplió con el guión esperado por casi todos (casi porque el Gamba esperaba parar una, o media por lo menos). Sin embargo, cuando los cuatro primeros tiros entre los tres palos del cuadro local sumaron sendos goles (buscad el significado de “sendos”, porqué sé muy bien lo que he puesto, ignorantes), se mascaba la tragedia en casa del primogénito Belmonte. Gusti recogió el guante lanzado por el Gamba en la previa y el muy hijo de puta se lió a meter goles aprovechando sus últimos meses de soltería (pues todos sabemos que una vez te casas, dejas de meter). El portero visitante echó muy en falta al hispano·salvadoreño Carlos “Chele” López en las filas del rival, puesto que necesitaba un delantero contrario al que pararle alguna.

Pero que va! Anda que habéis fallado alguna, cabrones! CHELITO, VUELVE E INVENTA!


Conforme comenzó la segunda parte, Marc metió uno de esos goles que la grada tarda en olvidar. Pensé que no merecía tanto castigo. No sé muy bien cómo, pero de repente me sorprendí al escuchar mi voz increpando a Marc, sin entender muy bien cómo ni porqué algo había salido de mi boca. Para suavizar el golpe conmigo mismo, seguí diciéndole que ese tanto no hacía ninguna falta, ahora ya conscientemente.

“Va a resultar que no soy el único que habla solo, ¿no?”

- Ya ves tú que sorpresa, si a mi los espejos de Arena me hablaban y me decían que tenía que irme…

“¿Pero eso no se lo dijeron a Adrián?”

- Ah, si, cierto…

“¿Qué es de su vida?”

- Pos la verdad es que no sé mucho de él, porque… ¿Qué coño estoy diciendo?

“Recoge el balón, que te han metido gol”

- ¿Otro?, ¿ya?


El cabrón de Marc decidió que lo justo y necesario era que el crustáceo recibiera por su parte un golico que le doliera lo suficiente como para que no volviera a Flaherty por no verle, y evitar así que el Gamba pudiera dejar el local sin whisky, con lo cual en un uno contra uno levantó un balón “tecnológico” a la escuadra salvando la intención de tapar portería de un chaval que, probablemente, no vuelva a pisar Flaherty en mucho tiempo.

Por su parte, Il Muro estaba jugando, en serio. No se sabe muy bien si había tenido que tocar algún balón, pero a mí me suena haberlo visto en la otra portería. Eso si, de refilón, porque no me daba tiempo a mirar a ninguna parte que no fueran mis mallas, para sacar el balón.


Mientras intentaba comentarle a Eleuterio con mucha educación que si no se callaba pensaba meterme lejía por el oído, me di cuenta de que en la portería contraria estaba el gordo. Eso solo podía significar una cosa, y una rápida mirada al banquillo local me lo confirmó: Il Muro estaba preparado para saltar como jugador de campo.

- Ah no, eso no. Que me la jugaras con lo de La Matanza no podía evitarlo, pero evitar que me metas si que puedo.

“¡Bien, ven al lado oscuro! El miedo es el camino hacia el lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al Dharma. Percibo mucho miedo en ti.”

- ¿Pero tú no hacías de Gollum? ¿Qué coño pinta aquí ahora Darth Vader?

“Eso lo dice Yoda, anormal. Mira campeón, que yo tengo muchos registros. No tantos como goles llevas encajados, pero algo así”

- Oye, ¿tú llevas la cuenta?¿Cuantos van?

“¿Para qué quieres saberlo?”

- Para hacerme el mismo número de cubatas esta noche.

“Cómo quieras, pero ten en cuenta que veinte cubatas en veinte minutos, da”

- ¿¡Marc!?

“¿Cómo voy a ser Mas, si te está metiendo ahora mismo un gol?”

- Ya veo… bueno, mientras lo meta él, no pasa nada. O lo meta Chus. O Gusti. O Miguel. O Fran. O Guerre. O Il… no no, ¡ese no!

“Amén”


Los minutos de la basura fueron un recital de goles cuberos, todos endosados curiosamente por el palo corto, a excepción de los goles desde campo propio gracias a la involuntaria colaboración del portero visitante, que se le ocurrió que jugar de cinco perdiendo balones no está tan mal si no te importa mucho que te los meta casi cualquier rival.

De esos postreros goles nos quedamos con el gran tanto de tacón de Chus, no tanto por la belleza del mismo, sino por lo que implica: que Chus está en racha de meterla.

Y como diría Borja (QVMT), “y el que quiera entender, que entienda”.


¡Vaya día! Adrián. Debía haber hecho caso de nuevo al espejo de Arena, pero en esta ocasión decidió quedarse recolectando balones.

El duro: Smeagol, digo… Eleuterio. Se ha rallao mucho.

“El duro: El Gamba. Achavo el paquete, y después la culpa será mía”

- Hombre, pos no. ¿Y de quién iba a ser?

“¿Se la echamos a Il Muro?”

- ¿Por? ¿Qué ha hecho?

“¿Eso importa?”

- Ya lo hablamos en casa si eso.

“Ok”

El dandy: Chus. Ese detalle en su esplendido gol le honra y le convierte en mi muy mejor amigo. Y no lo digo precisamente por el taconazo (y a Borja me remito).

El desgraciao: el puto Gusti. Después de lo de hoy no voy a dejar de ir a su boda, pero del regalo, a no ser que acepte un escupitajo en el ojo, que se vaya olvidando.

El crack: Alfredo. Con toda la portería para él y conectando de forma fenomenal con el esférico, hoy no metió el balón en la portería defendida (por decir algo) por el Gamba. Gracias, crack!

La ausencia: Chelito. José tampoco compareció, pero él no sabe inventar jugadas como el Zidane con pelo de los volcanes.


Nota del autor: que en ningún momento se haga referencia en esta crónica al resultado del partido es pura casualidad.




Sobran las palabras.

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