Il Tabike y Alfonsito momentos antes de disputar su partido...
viernes, 23 de octubre de 2009
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CAFETERÍA CHUS 14 Ruher-Hannover 5 |
martes, 6 de octubre de 2009
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Año 0 d.G. |
Con la desaparición del To·Ho también se desvaneció el único partido que
La emoción del encuentro se concentraba sobre todo en las porterías, donde el pasado y el presente de ambos equipos daban empaque al derby. Por un lado, el presente de
Un tridente que podía haber sido recogido por una furgoneta de Seur, porque menudos tres paquetes.
El conjunto cubero se llevó de forma inmerecida los tres puntos del Reyes Católicos, habida cuenta de que dos de sus goles fueron anotados por jugadores del Dharma, y que tuvieron que esperar a que el conjunto local se abriera la lata él solito. En resumidas cuentas, unos patéticos cuberos dirigidos con mano nefasta por un Raulitos sin ideas, cuya única directriz era que Carlos “Chelito” López permaneciera en pista repartiendo juego (y repartiendo a secas). Por su parte, el equipo local sigue escalando posiciones en la tabla y si se mantiene esta tendencia, con dos derrotas más podrían colocarse en puestos de pago.
En el apartado goleador hay que destacar a Alfonso, que metió sus dos golitos sin despeinarse y con ello dio la puntilla al antepenúltimo clasificado. Pero sin duda alguna el que más sintió el gol que anotó fue Chusgate, que se había dejado una boda para poder ir a golear al Gamba y cuando lo consiguió le inundó una oleada de arrepentimiento. Cabizbajo y resquebrajándose por dentro, intentando tapar su vergüenza por lo que había hecho, se volvió hacia el meta y le dijo “lo siento”.
Pos en vez de sentirlo tanto lo que podías hacer en vez de meterme goles es dedicarte a meter otras cosas, saldríamos ganando los dos.
Por otra parte, triste noticia la del goleador Mijo que parece haber olvidado que el otrora cubero Sauce es una leyenda viva de
No obstante, todo esto carece de importancia cuando los verdaderos protagonistas del equipo dejan sus destellos de calidad. Nos estamos refiriendo, como no, a los Oliver y Benji de
Como no podía ser de otra manera, cuando las contras cuberas arreciaron en la segunda parte había una consigna muy clara: balones al Chelito. Él lo sabía, y también que no podía marcarle al Gamba un mero gol de empujarla, porque sería una afrenta a su honor viniendo de quien venía, e ideó un remate lleno de magia con el cual el estadio se pusiera en pie. Y así fue cuando en un balón al centro del área algo escorado a la derecha del portero, Chelito efectuó un golpeo que simulaba ser un remate fallido pero que en realidad consiguió lo que buscaba, levantar el balón suavemente en parábola para que se colocara a la altura perfecta para enganchar un testarazo. Quizá el balón salió más despacio de lo deseado, seguramente más por las variables ambientales que por error salvadoreño, pero llegó a alcanzar la potencia que llevaba el mítico primer gol que nos endosó República y todos recordamos. El Chelito inventó así el “Remate Buckler”: cero potencia, cero peligro.
Pero si bien el remate Buckler acabó sin consecuencias, la jugada inventada por Il Muro si las tuvo: el recientemente bautizado “centro orientado Quasimodo”. La jugada nace en las manos del guardameta cubero, que tenia atajada la pelota (si, aunque cueste creerlo) y los jugadores cuberos salen al contraataque, donde nos interesa la banda en la que se encontraban los hermanos de altura del equipo. Mijo sale al contraataque, seguramente deseoso de meter otro gol al Gamba para dedicarle otra sonrisa que negar después, y Marc queda más rezagado. Sin embargo Il Muro sabía que el adversario lo que esperaba era que el balón fuera a José, y que si lo que su equipo quería era sorprender al contrario el balón debía ir dirigido a otro jugador.
La vida de Marc transcurría ociosa en aquel momento de la vida. Se veía entre semana atrapado por la obligación de vivir a caballo entre Cuenca y Elche, aunque más recientemente Teruel se había colado entre sus destinos laborales. Algo estresante la vida en la carretera, pero nada que una cerveza y una buena sesión en Flaherty por parte del Powel no pudieran solucionar. Tras escaparse de unos compromisos familiares se encontraba jugando poco más que una pachanga con los amigos, distendido, sin demasiadas preocupaciones en la cabeza.
Entonces un balón le golpeó por la espalda.
Completamente desconcertado, el robot hizo un 360 buscando aquello que le había atacado directamente a la joroba, y se encontró con un balón que de repente tenía que sacar en contraataque. El control con la chepa no le había salido del todo bien, y finalmente la pelota acabó saliendo por la banda. Había sido la víctima del primer “centro orientado Quasimodo” de la historia.
La bestia que se escondía dentro de él surgió (que no significa que Sito, aunque sea pequeñito, cupiera dentro de él), y encolerizado la emprendió dialécticamente con el pobre Muro que no alcanzaba a poder explicarle que el “centro orientado Quasimodo” aun estaba en fase de prueba y que era normal que todavía no funcionara bien del todo. Marc no atendió a razones y siguió quejándose al guardameta, y ya se rumorea que + puede ser el próximo en salir del equipo.
Puede que se fuera enfadado, pero si hay algo con lo que no se fue Marc es con hambre, puesto que antes de acabar el partido se comió una cola de vaca que ni en los San Fermines se ha visto. La excusa que puede poner es que se la hizo una joven promesa del Dharma.
Si, en el Dharma llamamos “joven promesa” a cualquiera.
Para olvidar el lance, aquella misma noche el menudo delantero se dio a la bebida hasta tal punto que Bonete hizo sorprendentes declaraciones a la prensa crustacea: “Marc no ha estado nunca más cerca de la capoeira que ahora”.
Penalty·caño, Killer, Guerrero, Mijo, Chus y en menor medida Alfonsito serán los que le contarán a sus nietos que le metieron goles al portero anteriormente conocido como Gamba, mientras que por el Dharma… ¿qué más da quién metiera? Porque total, el equipo del Gamba… ¿Gamba? ¿Quién era ese?
¡Vaya día! Chus. Después de darse cuenta de su error se pasó la boda llorando por haberle hecho ese gol a Eleuterio… y por no haber podido coger el ramo de la novia.
El duro: Chelito López. Los años no pasan en balde, y aunque ya no reparte como antaño sería ridículo no poner a Carlos en esta sección habiendo hecho acto de presencia.
La gula: Marc. Para sacarse el mal sabor de boca que le dejó el “centro orientado Quasimodo” decidió comerse una enorme cola de vaca. Mejor le fue con el alcohol, que si le sacó ese mal regustillo.
El crack: Tormo. Por fin ha encontrado la manera de que su equipo encaje menos goles, y sus compañeros le apoyan en esta nueva singladura al cien por cien.
El dandy: Alfredo. ¿O de verdad creíais que os iba a dar algún rol positivo de la sección? Putos cuberos… Además, puso por delante al Dharma en un partido por primera vez, que también se prevé como la última.