domingo, 29 de marzo de 2009

El jugador nº 12

Fue un gran ambiente el que presidió el partido alternativo de los cuberos contra los jugadores al servicio de Don Bosco (dejad que los niños se acerquen a mi). La grada jaleaba el juego de ambos equipos por igual con cánticos de indescriptible emoción y alegría.

Y vino peleón, seguramente, y en realidad los cánticos no eran de indescriptible emoción, sino de indescriptible comprensión. El borracho de la cantina del estadio amenizó el encuentro con una sonata de producción propia y de idioma extranjero, dado que los presentes en el banquillo no supieran desencriptar adecuadamente la letra de los ánimos del respetable.


Respetable, por decir algo.


En el ámbito deportivo, la cancha cubera presidió un partido lleno de alternativas, de alternancia en el marcador y de emoción hasta el último minuto, peligrosa rutina a la cual nos estamos acostumbrando en los últimos tiempos. Resaltar la presencia de Sito, el vigente MVP que perderá este año su corona, el cual volvió a una formación inicial movido por el resquemor en la penúltima crónica, en la que se hacía un análisis completamente objetivo de su (paupérrima) actuación, en la que corrió como un toro sin cabeza, presionó al rival como una hormiga cojonera y que, cuando el contrario pitó una banda inexistente, entró en su trapo.


Raulitos ahora mismo está descojonao, fijo.


Maccabi plantó cara al líder y pudo llevarse un partido jugado de poder a poder, poniendo contra las cuerdas a los cuberos en las postrimerías de la primera mitad, colocando un 1-3 que metió el miedo en el cuerpo al conjunto cubero, aunque no a su afición, que seguía berreando borracha desde el bar de al lado. El equipo local se colocó por delante en el marcador con un soberbio testarazo (lo cual me jode profundamente, pues el mío ha pasado a un segundo plano) de Chus “cuando acabe el proyecto salgo” Orts, que se convirtió en uno de los protagonistas del encuentro, entrando en el podio de pichichis del partido y lesionándose al ir apagándose el partido. Esta vez parece una lesión de verdad, y no una imaginaria como a las que nos tiene acostumbrados. También el conjunto visitante acabó con una baja por lesión, al que deseamos una pronta recuperación tanto por ser políticamente correctos como por ser unos niños bastante majos (que lo somos, menos Raúl Crack que es un poco más cabrón y no nace). Siguiendo con lo estrictamente deportivo, Maccabi le dio la vuelta al marcador antes del descanso, aunque antes del mismo Sito anotó para los locales dejando un 2-3 en el marcador.


Durante el descanso ambos equipos tuvieron el alma en vilo, puesto que en el León Felipe se estuvieron escuchando unos aullidos de ultratumba que quizá fueran el espíritu de algún ex-jefe de estudios que no sabía que estaba muerto y había quedado encerrado en nuestro mundo. Después comprendimos que solo se trataba de los berridos del borracho del bar, que había involucionado a un estado más primitivo de homínido y solo podía articular mugidos guturales, así que pudimos seguir con el partido sin más ambages.


La segunda parte fue un toma y daca repleto de ataques, contraataques y recontraataques, aunque antes de que el partido enloqueciera los locales le dieron la vuelta al marcador. La emoción e incertidumbre del partido llegó a su punto máximo cuando, a falta de escasos minutos para el final, Maccabi empató el partido gracias a un gol en propia puerta de Raulitos, aunque al ser un gol en propia puerta Alfonso ya ha movido los hilos necesarios para adjudicárselo en su casillero. Precisamente fue este mismo chopo el que puso de nuevo por delante a la Chus en la jugada siguiente, alejando los fantasmas del coliseo cubero y estableciendo el definitivo 6-5.

Tras la conclusión del partido llegó la polémica. No contenta con el juego exhibido por el conjunto local, la afición fue al túnel de vestuarios a reprender duramente a su equipo, con duras palabras al conjunto en general (“Osasuna, Osasuna!”) y cargando las tintas contra un jugador en concreto (“Antoñito, Antoñito!”). Aunque por primera vez en toda la tarde le entendimos verbalmente, no ocurrió lo mismo con su expresión corporal, pues el equipo no entendió del todo los ofensivos (creemos) gestos que les dedicaron. Con la cogorza que llevaba el pobre desgraciao no consiguió darle la vuelta al brazo para dedicarnos una butifarra, con lo que se tuvo que conformar con darse golpes en el antebrazo, acompañando dicho ¿gesto? haciendo los cuernos con los dedos.


Por último mandar un mensaje de apoyo al ilicitanista Carnas por su jodida lesión, una autentica putada, y otro mensaje de ánimo a nuestra afición de ayer, porque la resaca la estará teniendo bien bonica y hasta el martes por lo menos.


El dandy: Raúl Crack. En ausencia del Tropicales, aguantó estoicamente y con elegancia las batallitas de borracho del Gamba, que le mantuvo en la Chus muy a su pesar.

¡Vaya día! Il Muro. Olvidó su esencia paquetil y realizó un buen partido, cortando las contras de los rivales al más puro estilo José Francisco Molina. Se ha fallado a sí mismo.

El duro: Chus. Lo hemos comprobado: su proyecto no existe, se ha inventado esa patraña para no tener que salir los sábados.

El crack: Borracho anónimo. Tras acabar el partido, en la zona mixta, increpó al cuadro cubero llamándoles “Osasuna” (¿?) y haciendo peinetas invertidas a “Antoñito”.

El cáncer: Gamba. Todos los goles encajados coinciden con sus apariciones estelares arrastrándose por el campo. Brilla con luz propia… en la oscuridad, gracias a su pelo.



En esta reconstrucción de los hechos podemos observar a nuestro borracho ocasional inventando la "peineta invertida" (Nota: lo de invertido no tiene nada que ver con Chus), hiriente gesto que ya se ha hecho muy popular en el seno cubero.

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